28 mayo 2007

Reportaje a Omar Larrosa


LA PREPARACIÓN FÍSICA CAMBIÓ EN NUESTRO FÚTBOL A PARTIR DE LA SELECCIÓN DEL ´78”


· Omar Larrosa recuerda su paso en la selección nacional como hombre campeón del mundo que fue y que es. A Menotti como técnico, el partido con Perú, la famosa anécdota de la pelota de la final y tira un dato estadístico sobre una de sus actuaciones en ese mundial que es una perlita numérica. A disfrutarlo.

Por un momento me imaginé ahí, en la cancha o en el verde césped disputando la pelota ante cada holandés. O siendo un simple espectador desde algún recóndito lugar-escondite del estadio de River. Y esa descripción me eriza la piel. Estoy ahí volviendo el tiempo atrás, un tiempo que nunca me perteneció ni supo de mi existencia.
“El estadio quedó mudo”, me dice Larrosa cuando cuenta el tiro en el palo de Rensenbrink. En esa Argentina oscura, por un momento pareció que esa distinción triste y nefasta, aterrizaba en el mismo espectro futbolístico. Fue un momento de detención y una pseudo-paralización, aún con el resultado puesto casi 29 años después. Pero esta historia tuvo un final de gloria en una cancha de fútbol, en un partido de fútbol, ese fenómeno popular que sigue provocando grandes sensaciones colectivas, justificadas o no.
Y ahí estuvo Omar Larrosa. Y hoy está aquí para hacer ejercicio con la memoria. Un campeón del mundo. Algo que no se consigue ni con rating, ni con dinero, ni con otros valores superficiales. Sólo con esfuerzo, sacrificio y amor a lo que se hace. Él lo dirá a su manera.


ENTREVISTADOR: Omar, ¿qué diferencias hubo entre el Menotti que usted conoció en el `73 en Huracán y el Menotti que usted tuvo como técnico en el ´78 o ya en la serie que había comenzado en el `77 en cancha de Boca?

OMAR LARROSA: Diferencias hubo a favor de que agregó un montón de temas a su trabajo, tanto al trabajo con la pelota como al de la técnica, si bien él tuvo siempre la misma prédica y la filosofía no cambiaba, era la misma la del `73 que la del `78: el buen trato de la pelota, el manejar el ritmo del juego a través de la tenencia de la pelota. Eso quedó igual. Pero incorporó muchas cosas de táctica, incorporó eso de a veces hacer el achique cuando las circunstancias lo daba, incorporó eso de presionar más, cosa que nosotros en el ´73 por ejemplo, era un equipo que se tiraba hacia atrás y juntaba las líneas de volantes con las líneas del fondo y le quitaba espacio al rival pero tirándose para atrás, dejándolo venir y después salíamos con la pelota y teníamos muchas variantes.
En cambio en el `78 fue de presionar más, de apretar más en el medio.

ENT: ¿Usted notó la diferencia en cuanto a dinámica, hubo otro tipo de preparación física?

OL: LA PREPARACIÓN FÍSICA ACÁ EN EL PAÍS FUE ANTES Y DESPUÉS DEL ´78. El ritmo que teníamos nosotros en los entrenamientos, en las prácticas de fútbol entre nosotros, titulares y suplentes, era superior varias veces a lo que se veía los domingos en la cancha. Eso fue debido al trabajo que hizo el profesor Pizzarotti, una preparación tremenda que la sentimos mucho pero que nos dio después resultado, fue un esfuerzo muy grande porque no estábamos acostumbrados. Hoy por hoy, los jugadores están acostumbrados ya a entrenarse de esa manera. Ese equipo, físicamente, era como de los de hoy, para jugar el mundial. Igualamos a los europeos. Antes de eso, hasta el Mundial `74, los europeos marcaban una diferencia física grande contra los argentinos. Y a partir del `78 se igualó todo.

ENT: ¿Y cuándo usted jugaba en el fútbol local, notaba también la diferencia?

OL: Sí, seguro que se notaba. Se entrenaba de una manera distinta. Pero nosotros, la preparación final fue en los últimos cuatro meses previos al mundial. Fue fuertísimo.
Y ese año, nosotros no jugábamos en los equipos. El arranque del año fue el 15 de Febrero, nos presentamos en la Villa Marista, ahí no jugábamos más en los equipos hasta después del mundial. Había dos o tres muchachos nada más, Alonso porque todavía no estaba convocado y jugaba en River, Maradona que venía a entrenar y volvía a Argentinos Juniors y nadie más, los demás estábamos todos ahí.

ENT: Omar, y a nivel ubicación suya en la cancha ¿tuvo diferencias también desde ese Huracán a esa selección del ’78? Porque la otra vez revisando un Gráfico del mundial observé que en el partido ante Perú, en el que tuvo una gran actuación, usted jugó de 8 en lugar de Ardiles, sobre el sector derecho…

OL: Porque Ardiles se había lesionado. Yo fui de 8 a la selección. En Huracán jugaba de 11, pero un once que tenía libertad para tirarme atrás, para crear, porque de ocho jugaba Brindisi, de 10 jugaba Babington…
El Huracán ese fue un equipo muy moderno, fue un equipo como los de hoy, porque cuando nos defendíamos, si bien nos tirábamos para atrás, formábamos dos líneas de cuatro, éramos 4-4-2, porque estaba Brindisi, Russo, Babington y yo que me tiraba para el costado delante de Carrascosa. Y de ahí salíamos después. Y yo a veces me tiraba al medio por delante de los volantes y era el enganche, era el que provocaba el 2-1 con Babington, con Brindisi, me cruzaba hasta al otro lado de la cancha.
En Enero del ´77 paso a Independiente y empiezo a jugar de 8, la misma que en Huracán ocupaba Brindisi.

ENT: ¿Y cuál era la que le quedaba más cómoda a usted?

OL: Yo no tenía problemas, me podía adaptar por cualquiera de los dos costados.
El titular era Ardiles, se lesiona con Brasil y me tocar jugar a mí con Perú. Por suerte, jaja.

ENT: O sea, con esto que me está diciendo de Huracán, del 4-4-2 deduzco que para usted no importan los esquemas sino el tipo de jugadores con los que se dispone…

OL: Si tenés buenos jugadores e inteligentes y que saben cuál es la función que tienen que cumplir y qué hacer en cada circunstancia, en cada jugada, es una cosa diferente y según en el sector de la cancha donde lo hagas. El jugador que entiende eso, se le hace mucho más simple. Y lo otro que tienen que tener es la precisión, se perdió la precisión.
Nosotros éramos muy precisos, tocábamos en velocidad y bien. No perdíamos la pelota, nos daba vergüenza perderla fácilmente.

ENT: Usted nombró el partido con Perú, sin entrar en la bajeza de que estuvo arreglado y hablarlo así a la apurada ¿cómo lo vivió usted por dentro? ¿Argentina estaba en condiciones de golear a Perú?

OL: Hay dos circunstancias diferentes. La de Perú que había perdido toda la expectativa contra Brasil tres días antes, había quedado afuera, no tenía ninguna posibilidad ni ganando por muchos goles, jugaban y se iban.
Y nosotros que teníamos toda la motivación de querer llegar a la final. De todas maneras no era fácil hacer 4 goles, se hicieron 6 y pudieron ser 8. No hubo nada de todo eso que se dijo.
El estado de ánimo era distinto el de un equipo al del otro y la superioridad fue muy grande.
Nosotros, cuando estábamos en preparación, jugamos en Perú y le hicimos como 4 goles, creo que por Abril.
(Se refiere al partido que Argentina le ganó a Perú por 3 a 1 en Lima disputado el día 23/03/1978. Los goles fueron convertidos por Luque, Passarella y Houseman. Ya en el primer tiempo Argentina ganaba 3 a 0)

ENT: Y en cancha de Boca también se le había ganado, ¿no?

OL: Y en cancha de Boca le ganamos fácil también.
(Se refiere al encuentro que Argentina le ganó a Perú por 2 a 1 el 19/03/1978 con goles de Houseman y Pagnanini)
Y ahí estaban las dos selecciones con el mismo estado de ánimo, preparándose para el mundial.
En esta circunstancia ellos ya estaban eliminados, con los bajones anímicos que te produce eso. Y nosotros con todo el empuje de querer llegar. Antes de salir, había jugadores con mucha ansiedad, es lógico. Dijimos: “no pensemos en que tenemos que hacer 4 goles, pensemos en que tenemos que jugar bien y ganarlo”, porque te inhibís vos mismo. Podés ganar 1 a 0, 2 a 0, 3 a 0, si después no llegás, no llegás cuando terminaste. Era entrar con esa mentalidad.
A los 10 minutos ellos tiraron un tiro en el palo, la pelota le rebotó a Fillol y le quedó a él, después una escapada de Oblitas que la tiró cruzada y pasó cerca.
Después empezamos a agarrar la pelota y a dominar nosotros hasta que viene la apertura con el gol de Kempes.

ENT: En ese partido usted tuvo una gran actuación. ¿Cómo lo recuerda?

OL: Lo recuerdo como lo mejor porque realmente participé mucho, jugué con mucha precisión, llegaba a tirar paredes, era un delantero más cuando atacábamos y cuando nos atacaban ellos trataba de estar cerca de Gallego para defender. Yo lo recuerdo muy bien. Mirá, hay un muchacho amigo, un inglés con quien nos vemos seguido, que el tío de él era un historiador de fútbol, vivía en España, y me dijo, porque yo no tengo el casette de ese partido, que yo ese día toqué 72 veces la pelota y que fui el jugador que en un partido de un mundial tocó más veces la pelota. Cosa que yo no puedo corroborar porque no lo vi.

ENT: Y más en un partido de esas características…

OL: Era un partido decisivo donde la pelota en algunos momentos parecía más pesada de lo que era. Yo tuve la lucidez y la tranquilidad que necesitaba por las circunstancias y me tocó jugar bien, hacer bien los pases, acompañar, jugar un buen partido.

ENT: Omar, mucha gente piensa que esa selección jugó mejor antes y después del mundial que en el propio mundial, ¿usted qué opina?

OL: Jugar un mundial no es lo mismo que jugar partidos amistosos, no es lo mismo que jugar eliminatorias. Nosotros no tuvimos eliminatorias para ese mundial.
El mundial es jugar el partido máximo, cada partido es ganar o quedar afuera. Son finales en donde el jugador siente esa presión.
Después del mundial se jugó muy bien, hasta el otro mundial, todos los partidos amistosos fueron buenos. Pero ya había una libertad en el ánimo, ya se había salido campeón.
Acá el tema era: ¿podremos llegar a ser campeones? ¿Llegaremos? ¿Hasta dónde estaremos? O sea, todas incógnitas que se iban dando paso a paso en cada partido. Y bueno, llegamos al sueño máximo que es campeones del mundo.

ENT: ¿ Cuál fue el momento en el que usted dijo:” bueno, acá llegamos a la final”?

OL: Con Perú, pero después en el segundo tiempo, eh! Ya cuando terminó el primer tiempo, el ánimo en los vestuarios era totalmente diferente, tuvimos la suerte de hacer el segundo gol en el último minuto del primer tiempo. En el vestuario la cosa era: “vamos que podemos”. Y fuimos una tromba en el segundo tiempo.
Cuando entramos a jugar el segundo tiempo sabíamos que estábamos a un paso de jugar la final y que lo lográbamos.

ENT: Omar, y yendo a la final misma, le hago tres preguntas en una, usted entra en el segundo tiempo por Ardiles, ¿cómo vivió el partido? ¿Qué pensó cuando hizo el gol Holanda? ¿Qué sintió en el tiro en el palo de Rensenbrink y antes del alargue?

OL: Los momentos previos a una final son difíciles. Si bien nosotros veníamos de hacer 6 goles, sabíamos que Holanda era un equipazo, tenía unos jugadores bárbaros, fuertes y con todas las variantes. Sólo les faltaba Cryuff y Van Hanegem del gran equipo del ´74.
Pero teníamos confianza en nosotros porque estábamos bien y había que jugarlo. Pero sabíamos que era durísimo.

ENT: En el segundo tiempo justo cuando usted entra, ¿siente que el equipo se retrae?

OL: Pasan dos cosas en el segundo tiempo: una, ellos van perdiendo y entran a presionar y ponen a Naninga, sobretodo para tener un hombre más en el área y empezar a llegar con centros, al final les dio resultado porque empataron de esa manera. Entre el empujar de ellos y nosotros que fuimos retrocediendo tratando de conservar un poco ese uno a cero y salir de contra, pero no lo pudimos lograr. Hubo jugadas de gol como para aumentar hacia el dos a cero, no las concretamos. Y hubo algunas que sacó Fillol también. Le sacó a Rep, el número nueve, una pelota impresionante volando.
Si hacemos el 2 a 0 creo que se termina porque ahí el apuro de ellos iba a ser mayor y nosotros teníamos jugadores como para contragolpear muy bien. Pero nos empataron. Y ahí se puso difícil. Tuvimos 4 o 5 minutos de incertidumbre donde no agarrábamos la pelota, donde estaba para cualquiera. Cuando nos empatan faltaban 12 minutos para terminar el partido. Después empezamos a reaccionar, a llegar al área de ellos un par de veces y es cuando, faltando dos minutos porque yo miré el reloj, llega el tiro en el palo, a Rensenbrink se le queda muy abierta, la cruza y pegó en el palo.
HUBO UN SILENCIO!!! EL ESTADIO QUEDÓ MUDO. PARECÍA QUE NO HABÍA NADIE. Y había como 100.000 personas en la cancha. No se veían los pasillos de la cancha de River. Se jugó dos minutos y terminó.

ENT: ¿Y en el alargue qué pasa? ¿Qué les dice Menotti?

OL: Por un lado pensamos: “si no nos hicieron ese gol, hoy tenemos un día para ser campeones”, para aprovechar al máximo. Él nos motivó y nosotros también nos entramos a hablar, a darnos ánimo y a levantar la moral. Y salimos esos primeros 15 minutos. Hicimos el 2 a 1.

ENT: ¿Tenían más resto que Holanda?

OL: Sí. En el alargue, en los 30 minutos corrimos mucho más que ellos. Y les pudimos hacer más goles. Porque ahí sí que ellos ya no llegaron al gol. En el alargue no hay jugadas de gol para ellos. Nosotros llegamos al 2 a 1 ya dominándolos y seguimos y seguimos y hubo otra de Bertoni y otra de Houseman también. Pudimos hacer más goles. Con el 3 a 1 yo me quedé más cerca de Gallego, dijimos “que de Kempes en adelante ataquen, nosotros vamos a tenerla…”

ENT: Omar, ¿y la pelota?

OL: La pelota era un lindo recuerdo eh! Me quedé con la de Perú.
A la de la final se la quise agarrar al árbitro pero no pude, yo sabía que se la iba a llevar, si la agarro me tienen que correr. Hubiese sido un lindo recuerdo.

ENT: ¿Qué cosas le aportó Menotti a su juego?

OL: Él me ayudó a convencerme de las condiciones que yo tenía. Yo las tenía y las veía pero siempre quise escuchar también a un técnico decir las palabras que decía César. Cuando lo escuché a él por primera vez dar una charla en Huracán dije: “estas son las palabras que yo quería escuchar”. Como que yo tenía adentro esas cosas, ese pensamiento del fútbol pero que no encontraba eco en alguien que estuviera en una posición de técnico como para decir “estoy en el camino indicado”. Y eso fue uno de los factores fundamentales que me dio.
De jugar la pelota tranquilo, si hay que jugar para atrás hay que jugar para atrás porque si está de espalda es más difícil elaborar, todas esas cosas, a veces los técnicos le ponen una presión al jugador que lo hacen jugar para adelante sí o sí, si vas para perder la pelota es preferible jugar para atrás para volver a empezar y seguir manejándola. Cosas así, ¿no? Y siempre el cuidado de la pelota. El “ustedes saben, cuídenla y juéguenla” Te motivaba bien.

ENT: ¿Usted siente que hubo una manipulación de su figura como técnico?
Porque se lo vinculó con el taquito, la galera, el sombrerito, casi intrascendentes, pero en realidad, y por lo que usted me estuvo diciendo, esa selección encontró una gran dinámica, estaba bien preparada físicamente, etc.etc.

OL: Un ritmo importante, era un equipo que metía en toda la cancha, fuerte, defendía y atacaba, le gustaba atacar porque tenía características de jugadores con buena pegada, con buen trato de pelota. Pero cuando había que defender había que defender y se metía. Fue un equipo muy compacto, muy solidario.
Ahora después, a pesar de que llevó unos jugadores bárbaros al ´82, no pudo tener una buena actuación argentina, por lo menos no pudo llegar hasta los cuatro primeros, estar ahí en un mundial es bueno. Entonces no pudo lograr eso y después con equipos no tuvo grandes éxitos, pero a veces no encontrás tampoco los jugadores adecuados para lo que vos pensás. No es que él se haya quedado en el tiempo, simplemente no encontró eco en los jugadores. Él era muy claro para hablar, nos decía 5 palabras y estábamos en condiciones de entenderle 6 o 7, tanto en Huracán como en la selección. Sabíamos como trasladar ese mensaje al juego. Esa es una diferencia.

ENT: ¿Será que el jugador de hoy no cree en ese discurso?

OL: El jugador de hoy muchas veces no sabe qué es lo que tiene que hacer. Son muy pocos los que leen bien el partido y pueden llegar a hacer una modificación dentro de la cancha. La mayoría se la pasa mirando al banco permanentemente. Esperando un mensaje del banco. Cuando estás en la cancha, el técnico está esperando que vos resuelvas. Nosotros no mirábamos al banco. Esa es la diferencia entre el fútbol de antes y el de ahora. Y que los equipos antes tenían 5 o 6 figuras cada uno.
Los muchachos de hoy se puede decir que no llegan a jugar 3,4 años en un equipo, que son vendidos jóvenes, entonces no pueden llegar a esa madurez. Un técnico no los puede tener un tiempo apropiado. Si seguimos así, las selecciones juntándose siempre a último momento, vamos a estar con problemas, dependiendo de la inspiración del jugador en su momento y nada más. La AFA tiene que implementar algo parecido a lo del ´78, tiene que pensar en tener la base de los jugadores trabajando. Yo sería de la idea que ya en Junio del 2009 no se pueda transferir ningún jugador al extranjero hasta después del mundial. Esos jugadores tienen que jugar acá. Es un año donde todos tienen que hacer el sacrificio.

ENT: ¿Recuerda su primer partido en la selección?

OL: El primer partido que jugué fue en la cancha de Boca en la serie internacional, con Polonia. De los siete partidos, jugué en cinco de esos. Ganamos 3 a 1. Partido muy bien jugado, bárbaro. Me tocó entrar en el segundo tiempo a los 10 minutos y la verdad que jugué bárbaro, la prensa me calificó bien.

ENT: ¿Y qué siente haber sido y ser hoy campeón del mundo?

OL: Ganar un mundial es el anhelo de todo jugador de fútbol, es lo que soñás cuando sos chiquito.Ves un partido por televisión siendo un pibe y decís: “¿alguna vez podré estar ahí?” Y también te pasa con el club, porque empezás en novena o pre-novena y decís: “¿alguna vez estaré en tercera?” Y con el tiempo llegué, y después primera.
Llegar a la selección es lo máximo, jugar un mundial es lo mejor que te puede pasar y ser campeón es el sueño cumplido totalmente, es la satisfacción total. Sobretodo en un país futbolero como Argentina donde pasaron figuras grandísimas acá y en todo el mundo, Di Stéfano, Sívori, por nombrar alguno. Figuras de todas las épocas y no pudieron ser campeones del mundo. Nosotros somos 43 privilegiados, tanto nosotros como los del ´86, somos 43 porque Passarella estuvo en las dos listas, eran de 22 en ese momento. Le estamos agradecidos al fútbol porque nos dio esa gran alegría.