30 noviembre 2006

APLAUDAN, APLAUDAN, NO DEJEN DE APLAUDIR



No solo el juego propiamente dicho ha sufrido la injerencia de lo previsible, del mecanicismo y la preparación técnica. También cualquier aspecto vinculado al fútbol. También la seguridad en un estadio dentro de un contexto de la tan utilizada, y muchas veces mal utilizada, palabra violencia, donde parece que un espectáculo deportivo dejara su supremo lugar a una guerra de barras, intereses dirigenciales y pasiones, otra palabra muchas veces mal usada, desbordadas e irracionales. TODO DEBE ESTAR BIEN PREPARADO, cocinado, que ningún detalle se escape y que la espontaneidad y la crítica, miren desde afuera, no hay lugar para ellas.
Quien escribe pudo presenciar, por invitación a la escuela de periodismo deportivo en la que estudio ( Círculo de Periodistas deportivos), el programa que Alejandro Fantino tiene en la cadena deportiva ESPN, precisamente llamado ESPN ESTUDIO, donde el multifacético y frívolo periodista, realiza reportajes a distintas personalidades del deporte.
Presencié el llamado "backstage" de la emisión de la entrevista al goleador de Boca Juniors, Martín Palermo. O mejor dicho, el armado del producto.
Varias cosas sorprendieron y conspiraron contra mi deseo de ver un programa deportivo genuino, aunque uno algo se imaginaba...
Primero, la "petición" del organizador del show por aplausos nuestros para practicarlos para cuando los dos rubios ( periodista? y delantero) interactuaran. Por supuesto, él daría el pie ante cada ida y vuelta del programa.
Además, como para no quedarse corto, el muchacho, con una sobreactuada actitud benevolente, interrogaba y quería saber quiénes eran las personas que le iban a hacer preguntas al entrevistado !!!
Luego pude comprobar que para preguntar en el programa había que comunicarse vía mail con la producción, mostrar qué tipo de consultas se iban a realizar y luego esperar la aprobación. Un culto a la democracia participativa. En una de las fotos se puede ver al organizador hablando con los felices estudiantes de periodismo deportivo que tendrían sus segundos de fama en la sagrada pantalla. Para rematarla, los novatos entrevistadores fueron ubicados estratégicamente en distintos sectores de la "ávida" platea.
Ya en el reportaje, el ahora "estudiante " de Sociología, Historia, Política, Artes, Cultura y otras ciencias sociales (sí, Alejandro Fantino) nunca pudo ocultar sus preguntas intranscendentes y poco comprometidas. Claro, el hombre en cada corte, debía memorizarse cada interrogación que le haría al goleador xeneixe, no pudiendo escapar tampoco del armado riguroso del show (se puede observar ese momento en la otra foto). Aunque hay que admitir que sabe manejar el ritmo y los tiempos de una entrevista.
Palermo no pudo aislarse tampoco de la mediocridad general. Contó con orgullo cómo hizo para esconder una piedra que Sessa le había mostrado en el último Boca-Vélez y que había caído muy cerca del arquero, poniendo en peligro su integridad física. Cuando el guardameta le explicaba lo sucedido al árbitro Baldassi, el pícaro de Martín ya la había hecho desaparecer. El juez no encontraba nada y el rubio delantero actuaba abriendo los brazos desentendido sin querer divisar el contundente objeto lanzado desde la tribuna boquense. Boca buscaba remontar un resultado adverso y no era buen momento para enfríar el partido. Todos en el estudio aplaudieron esa avivada, tan típica nuestra. Tan perjudicial para el otro.
Tampoco supo qué cara poner el goleador cuando en una de las grabaciones de la pantalla a la que le hablan al entrevistado y al público presente y televisivo, el periodista deportivo puro, Sergio Gendler, contó como Martín le negó una nota porque el mencionado reportero era muy afín a Román Riquelme, un hombre que no era del mismo clan que el nueve, precisamente.
Eso sí, el ex-pincha no se sonrojó cuando contó que le había dado su "opinión" a Bianchi en referencia al compañero que él quería en el ataque para la final ante el Real Madrid por la copa Intercontinental del año 2000: Guillermo Barros Schelloto.
Bianchi lo escuchó, pero se inclinó por Marcelo Delgado, quien le sirvió uno de los goles a Palermo y fue muy peligroso para la defensa merengue. Una vez más, el pelado no se equivocaba.
Parece ser ésta la forma de hacer un programa y parece ser ésta la idea de sacar ventaja como sea que comparten la mayoría de los jugadores de fútbol. Parece ser ésta la aprobación del público en general.
No importa la calidad, importa que lo preparado salga redondito, lindo, coqueto, alegre para la vista, sin conocer el detrás de cámara.
Por eso, aunque sean pedidos los aplausos, NO DEJEN DE APLAUDIR.

13 noviembre 2006

" LA VERGÜENZA DE TODOS "


Cuando terminó el partido que Estudiantes le había ganado a River por 3 a 1, el director técnico del vencido equipo salió a hacer declaraciones que no suelen escucharse muy seguido. Dijo que el campeonato era una vergüenza y agregó otro condimento a esta salsa en putrefacción, habló de la necesidad de su detención o parate.
En la semana, Daniel Passarella, repitió aquello de que el campeonato no era serio y dijo que no iba a agregar nada más, aún ante la inocua insistencia de los periodistas presentes.
Hace aproximadamente 3 semanas, el 22 de octubre para ser precisos, el kaiser había patentado ese diagnóstico después del partido que River le había ganado a Central por dos tantos a cero. Es que el día anterior se suspendía Racing-Boca, Arslanian y su firmeza como ministro de seguridad bonaerense le ponían freno al amparo de Di Zeo y compañía para ir al Juan Domingo Perón por parte del juez Calvente. El funcionario negaba el servicio policial para el evento al ver la complicidad judicial con los barras de Boca.
¿ Qué duda cabe de que el campeonato no es serio?
¿ Qué duda cabe de que el campeonato es una vergüenza?
¿ No hubiese sido más audaz, dentro de la desgracia que vive nuestro fútbol, que se haya pedido lo que sugirió Passarella luego del primer partido suspendido en este apertura, aquel de Godoy Cruz y Arsenal por incidentes entre hinchas locales y la policía, por ejemplo?
Es rescatable que un técnico hable y denuncie, pero Passarella lo hace cuando el perjudicado más directo es su equipo después del mamarracho del Gimnasia-Boca completado el miércoles pasado. Tampoco lo hizo en el momento que debió declarar ante un fiscal junto a sus jugadores cuando el domingo anterior a esa circunstancia, habían sufrido las pinchaduras de las gomas de sus autos en el mismo estacionamiento de River, por parte de barrabravas del club, mientras el Millonario jugaba con Racing en Avellaneda.
La solución, además, no es parar el fútbol solamente, sino debatir QUÉ SE HACE CON ESE PARATE, qué medidas se deberían tomar y qué cambios deberían hacerse.
Y en ese cóctel de resoluciones y sanciones que deben darse en forma gradual, entran todos los integrantes del show y el negocio futbolístico : dirigentes, barrabravas, jugadores, periodistas, hinchas, técnicos y la lista sigue...
Si se quiere sanear el fútbol debe haber voluntad hasta del mismísimo Estado para cambiarlo, algo muy difícil por el conglomerado de intereses que la redonda mueve. Pero hay que hacerlo, no intentarlo. Porque la vergüenza, ajena y propia, es de todos.