
* ARGENTINA DESPLEGÓ UN FÚTBOL DE ALTÍSIMO NIVEL Y APABULLÓ A SERBIA Y MONTENEGRO CON UN CATEGÓRICO SEIS A CERO. TACOS, CAÑOS, TOQUES Y GOLES FUERON LOS ELEMENTOS DEMOSTRADOS POR LA SELECCIÓN QUE DIRIGE JOSÉ PEKERMAN. MAXI RODRÍGUEZ EN DOS OPORTUNIDADES, CAMBIASSO (CON UN TANTO MEMORABLE DE 26 TOQUES) , CRESPO, TEVEZ Y MESSI FUERON LOS GOLEADORES DEL PARTIDO. EL EQUIPO FUE FIGURA Y SAVIOLA FUE EL MEJOR; TODO PARA CLASIFICAR A OCTAVOS DE FINAL DEL MUNDIAL DE ALEMANIA 2006. ESPECTACULAR.
Sí, fue fútbol total, fue el equipo soñado, el partido perfecto, los goles del deseo colectivo e imaginario por donde se lo mire.
¿Cómo empezar esta crónica si el partido ante Costa de Marfil había dejado sesgos de dudas e interrogantes? Y así había sido, el seleccionado argentino había ganado pero no había justificado esa victoria como su rica historia manda, no había buscado ni encontrado la forma más elegante y efectiva a la vez (algo que en este fútbol tacticista y globalizado es tan difícil de conseguir) para llevarse los tres puntos.
Pero dadas las evidencias empíricas y las posteriores acciones prácticas, lo más imperioso, si de conclusión hablamos, en ese primer partido, era ganar y llevarse los tres puntos por sobre todas las cosas, aunque fuera con algunas dosis de sufrimiento.
Porque en este segundo encuentro ante Serbia y Montenegro, el equipo realizó "EL PARTIDO", desde principio a fin, siempre tocando, buscando espacios, con paciencia, triangulación y goles, lo esencial en el fútbol.
Porque se pueden hacer uno o dos goles a causa de fuentes fortuitas, pero no seis, ahí, claramente, existe una causalidad directa para llegar a semejante diferencia y en un mundial, esto toma mayor relevancia.
Y esa relación direccional fue en base al juego demostrado desde un primer momento, donde con una serie de toques en pares, a los cinco minutos, Argentina ya ganaba uno a cero con una infrenable llegada de Maxi Rodríguez para definir con precisión a media altura del arquero Jevric, tras una gran habilitación de Saviola.
Dijimos, desde el minuto cero, el seleccionado de Pekerman tuvo actitud para jugar, para neutralizar al rival y para hacer de la solidaridad, una bandera de equipo.
El cambio de Lucho González por Cambiasso en relación al partido anterior, era una modificación significativa venidera desde la dirección técnica, el objetivo era tener más la pelota y mejor, buscar sorpresa en los costados (lo bien que rindió Maxi Rodríguez por la izquierda) y acompañar a Riquelme en la elaboración de jugadas. Y Román no fue única aduana creativa, especialmente en la primera etapa y en gran parte a causa de la marcación personal que le puso Serbia y Montenegro. Entonces hubo variantes para aparecer y buscar por otros lados. Positivo.
Serbia y Montenegro se paró a esperar, con Kesman y Milosevic arriba para intentar vulnerar a una defensa argentina siempre sólida, con Koroman tratando de desnivelar por derecha (casi nunca pudo con Sorín) y con la mirada puesta en ver cómo se lograba una muralla que hiciera chocar a los sudamericanos.
Pero Argentina fue incontenible al avanzar y al atacar, paciente para recuperar y construir. Y, fundamentalmente, puro lujo, puro toque, pura triangulación, puro fútbol argentino, el que nos gusta, el que queremos.
Después de que Djordjevic rematara de zurda y desviado, Argentina volvió a tomar riendas y Riquelme armó una pared con Cambiasso (de vuelta en cancha por una tempranera lesión de Lucho González que obligó a Pekerman al cambio y a posicionar al volante del Inter por el sector derecho) , pero su zurdazo no tuvo dirección.
Al Cuchu le tocó ser el hombre que culminó una jugada que quedará en la historia y en la memoria de todos los hinchas del fútbol. Iban 30 minutos. Fueron veintiseis pases, la tocaron casi todos los jugadores, pura solidaridad y dinámica con cambio de ritmo, hasta que Saviola (la gran figura albiceleste) construyó una pared con Riquelme, el conejo se la cruzó a Cambiasso que entraba por la derecha y éste habilitó a Crespo en el área, a Hernán le quedó atrás el balón, entonces metió un taco que dejó a Cambiasso de cara al arco, el zurdazo del volante se coló por arriba, al medio.HISTÓRICO, SENSACIONAL, MEMORIOSO, EMOCIONANTE. Un gol que quedará por siempre en cualquier recuerdo referente a campeonatos mundiales. Ya, el mejor gol de este mundial, difícil de superar.
En media hora, el partido tenía dueño absoluto y llegadas a un mismo arco.
En otro aterrizaje argentino, Saviola habilitó a Crespo que definió con suavidad pero en un off-side que no existió, como el nueve siguió la jugada sin escuchar el silbato del árbitro (según sus propios gestos) injustamente recibió la tarjeta amarilla.
Los europeos no tenían respuestas y Argentina no cesó en su búsqueda ofensiva, en un pelotazo casi perdido, Saviola peleó el balón ante un defensor rival, lo ganó, gambeteó a otro, definió cruzado, el arquero la desvió y apareció Maxi Rodríguez otra vez por izquierda para definir con el arco casi a su antojo. Tres a cero, goleada en cuarenta minutos. El partido, por desarrollo y resultado, estaba definido.
También vale mucho destacar la otra cara funcionalista de un equipo, la defensiva. Porque Abbondanzieri fue pura seguridad, especialmente en cada centro donde más se le reclamaba al Pato y teniendo en cuenta la importante altura de los serbios, el uno de Boca siempre atenazó las pelotas y nunca dio rebote.
Burdisso, Ayala, Heinze, Sorín, Mascherano, Cambiasso y Maxi Rodríguez, siempre estuvieron atentos, tanto en la marca como en los relevos, y nunca se dejaron sorprender por los europeos.
En síntesis, un funcionamiento casi perfecto y dando espectáculo al por mayor. El fútbol, agradecido.
PAUSA Y VUELTA
En el segundo tiempo, Argentina bajó un poco los decibeles, Riquelme comandó la pausa, el tiempo de circulación exclusiva del balón, para que Serbia y Montenegro saliera pero no lo hacía en los primeros minutos, aunque luego comenzó a animarse un poco, como cuando Milosevic pateó con su pierna izquierda, fuerte, abajo y Abbondanzieri se esforzó para mandar la pelota al córner.
Pero siguió Argentina, su diez tomó más el balón (su marca personal ya no estaba en cancha) , se adueñó totalmente de la creación y comenzó a repartir juego, con más libertad, claro.
A los cinco habilitó a Crespo, que buscando su gol como buen goleador, trató de vulnerar el arco rival pero el arquero Jevric se lo impidió.
Serbia y Montenegro de vio obligado a ir en busca del descuento, si es que quería por lo menos poder obtener un resultado digno en este partido, el ingreso de Ljuboja le dio algo de cambio de velocidad, pero fue solo un ratito. En ese lapso, el rubio volante desbordó por la derecha, con su zurda envió un centro que bajó de cabeza Kesman para Milosevic, el cabezazo del delantero del Osasuna español fue débil y eludió el arco. Ese intento duró poco porque la brusca patada de Kesman a Mascherano dejó a los de Petkovic con diez jugadores y ahí sí que cualquier intento de reacción fue absorbida por una renuncia inconsciente por atacar y lastimar.
Encima entraron Tevez y Messi (primero el Apache por Saviola y más tarde el rosarino por Maxi Rodríguez) y se reavivó la fantasía, los toques de primera, los sombreros, los caños, las paredes, los goles. Enseguida Tevez se retrasó y comenzó a hilvanar juego con Riquelme, con espacios y ataque constante.
En una de las siguientes acciones, Román habilitó con un taco a Crespo que fue derribado cuando se relamía para definir, el penal no fue sancionado por el árbitro italiano Roberto Rosetti.
La última llegada de Serbia y Montenegro fue una corajeada de Gravancic que terminó en un disparo al primer palo, transformado en córner.
Y luego, en menos de quince minutos, Argentina terminó de aplastar futbolísticamente a su rival con tres goles de gran factura.
A los 32, Riquelme habilitó con velocidad y picardía a un Messi explosivo (al mejor estilo Maradona-Caniggia en el segundo gol ante Nigeria en el mundial de 1994) , el juvenil desbordó y , más que un centro, fue un pase para que Crespo entrara por el segundo palo y empujara con su zurda el esférico a la red. El nueve cumplía con su función primordial y con una actuación acorde con la de su equipo.
Seis minutos más tarde, a los 38, Riquelme abasteció una vez más a Carlos Tevez, el delantero encaró a un defensor y lo pasó con un caño, trabó el balón con otro y definió con el manual, cabeza levantada, parte interna del pie, a un palo, cruzado, golazo.
La frutilla del postre la puso el pibe Messi, este crack en vías de convertirse en estrella mundial (esperemos por el fútbol que así sea) recibió un pase de Tevez por derecha, puso quinta velocidad y definió con la diestra, su pierna menos hábil, seco, al primer palo del arquero Jevric a los 42 del segundo tiempo. La histórica goleada se transformaba en realidad.
JUEGO Y EMOCIÓN
El prestigioso periodista deportivo, Horacio Pagani, en su columna del diario Clarín del pasado domingo (11 de Junio) y luego de haberse vivido el día anterior el partido ante Costa de Marfil, destacaba la importancia de los tres puntos conseguidos no sin mencionar y señalar los aspectos negativos del equipo en dicho encuentro. El título de su nota era: "AHORA HAY QUE SUMAR JUEGO". Y fue como si los jugadores y el técnico hubiesen leído y consensuado ese texto. Y lo plasmaron en el verde césped, a decir de Ángel Labruna.
El final fue a puro trapo, a pura conexión entre los jugadores y su gente, revoleando, con los torzos desnudos, la pilcha que se tuviera a mano, una comunión emocionante. Este partido y este equipo, con esta demostración, caló en el corazón de la gente, que se vio identificada en él, aquí y allá.
Es cierto que Serbia y Montenegro no venía bien, con problemas políticos, divisiones, planteos al técnico. Pero esto no opaca la gran producción argentina, que se permite soñar, aunque todavía falte mucho, aunque no se haya ganado ningún título, pero disfrutando del momento, que tan lógico y merecido se tiene.
"AHORA HAY QUE SUMAR JUEGO", vaya si tenía razón Pagani....
Formaciones y estadísticas
ARGENTINA: Abbondanzieri; Burdisso, Ayala, Heinze y Sorín; Luis González, Mascherano y Maxi Rodríguez; Riquelme; Saviola y Crespo. D.T.: José Néstor Pekerman.
Cambios: p.t. 16m Cambiasso por Luis González, s.t. 13m Tevez por Saviola y 29m Messi por Maxi Rodríguez.
Amonestado: Crespo.
SERBIA Y MONTENEGRO: Jevric; Duljaj, Gavrancic, Dudic y Krstajic; Koroman, Nadj, Djordjevic y Stankovic; Kesman y Milosevic. D.T.: Ilija Petkovic.
Cambios: s.t. Ergic por Nadj, 4m Ljuboja por Koroman y 24m Vukic por Milosevic.
Amonestados: Nadj y Krstajic.
Expulsado: s.t. 19m Kesman.
GOLES: pt 5m Maxi Rodríguez (A), 30m Cambiasso (A) y 40m Maxi Rodríguez (A).
st 32m Crespo (A), 38m Tevez (A) y 42m Messi (A).
Árbitro: Roberto Rosetti (Italia)
Estadio: Arena AufShalke, de Gelsenkirchen.
FOTO: "EL EQUIPO QUE DIO CÁTEDRA"
La formación de la selección argentina que enfrentó y apabulló a Serbia y Montenegro por 6 goles a 0. Luego entraron Cambiasso (por Lucho González lesionado), Tevez y Messi, nada menos, y los tres convirtieron. Quedará en la historia como una exhibición de fútbol brillante y la demostración de que en el 2006, se puede jugar bien a la pelota.
Julián E. Lichene
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