Sepa que no atacan sólo a su persona, sino que se trata de un mensaje para el futuro por parte de la mafia de Clarín, el enemigo interno que tiene el país, en convivencia con parte del aparato judicial.
Si negociaron con genocidas y torturadores, si apoyaron las desapariciones de compatriotas, si se quedaron con el negocio de papel Prensa a fuerza de aprietes y muertes, si lavan guita a lo pavote y la mandan afuera, si no cumplen con la ley de medios del 2009, promovida por el Ejecutivo, sancionada por el Congreso y aprobada por la misma Corte suprema, cómo no van a hacer un allanamiento a un periodista que los viene enfrentando mucho antes de que Kirchner y Cristina Fernández llegaran al poder político.
Llama la atención lo burdo de la operación. Lo mismo pasó con la otra opereta judicial a las oficinas de Máximo Kirchner esta semana. Con el apoyo del alcalde porteño, el niño Mauricio, que utiliza los impuestos porteños para prestar los servicios de una policía municipal como la metropolitana a miles de kilómetros de distancia, en un proceso donde no hay ni imputados ni procesados. El juez Bonadío ya fue apartado. Y recordar es necesario, como que el mismo Macri sigue procesado por las escuchas ilegales. Demuestran estos hechos que están desesperados también.
La democracia necesita oxigenarse. Y para eso necesitamos todos los argentinos que este cáncer mediático se ajuste a las leyes de la democracia. Otro tanto va para gran parte de la justicia. Cuando eso ocurra, nos seremos más libres y mejor informados.
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