
El 4 de noviembre pasado se cumplieron cuarenta años de una hazaña futbolística que puso a la Argentina en la cima del mundo.
Racing Club de Avellaneda, representado por "El Equipo de José" (en alusión a su técnico, Juan José Pizutti), le ganaba al Celtic escocés en el mítico estadio Centenario de Montevideo, en Uruguay. Era por uno a cero en partido definitorio y así, el conjunto de las camisetas finitas a rayas verticales y celestes combinados con el blanco, se consagraba como CAMPEÓN INTERCONTINENTAL. O del mundo, si se quiere. Este hecho hablaba de un logro nuevo para nuestro fútbol: por primera vez, el deporte rey en el país, también lo era en el mundo, a nivel clubes, claro está.
Lo cierto es que ese 4 de noviembre de 1967, los vocablos CÁRDENAS, ZAPATAZO Y GOL, quedaron inscriptos para siempre en la historia del fútbol mundial y en la memoria de todos los racinguistas. Es que "el Chango", el apodo del santiagueño delantero de aquel tiempo, pateaba desde más de 35 metros y clavaba la bocha en el ángulo del arquero escocés, que con su volada estéril, contribuía a darle más espectacularidad estética al tanto.
Racing había llegado a esa instancia de manera casi heroica. En tres partidos debió definir el título con los europeos, ya que en Glasgow, Celtic había ganado uno a cero; en Avellaneda La Academia daba vuelta un partido complicado y triunfaba por dos tantos a uno y el tercer encuentro se llevó a cabo en Montevideo, que según crónicas, testigos directos e indirectos, al equipo no lo alentaba la mayoría (y aquí nada tiene que ver el conflicto por Botnia con nuestro vecino país). También para obtener la Copa Libertadores, Racing debió jugar tres cotejos para terminar consagrándose en Chile ante el Nacional uruguayo.
Luego llegó la eterna malaria. Malas campañas, años sin salir campeón (el 2001 fue un gran desahogo en medio de una privatización caníbal), dirigentes usufructando el club, quiebras, convocatoria de acreedores, gerenciamientos, peleas para engrosar el promedio, deudas con jugadores, alquiler del equipo, etc.
Pero como dice una canción del hincha :"lo que tiene Racing es su gente". Esa gente que ama a su club y que evoca con nostalgia energizante a ese gran equipo donde con muchos se atacaba y con garras se defendía.
Hace muy poquito el periodista y escritor Ariel Scher, del diario Clarín, contaba un hecho inusual y con consecuencias imbéciles propias del fútbol de hoy. En el partido que Racing perdió con Boca en Avellaneda por 3 a 0 el pasado tres de noviembre, se le hizo un sentido homenaje a los campeones de aquella hazaña del ´67. Los jugadores, con lógico andar cansino, se acercaron a la popular local y fueron ovacionados. En la platea visitante, un hincha de Boca, seguramente con los recuerdos gobernando su mente emocionada, aplaudía con lágrimas en los ojos al "Equipo de José", a esos jugadores hoy veteranos que seguramente él alentó en esa recordada final. Cuando se dio cuenta que detrás suyo muchas caras del odio irracional lo observaban, debió parar su sentido homenaje. Pero en su interior, seguía agradecido hacia esos guerreros.
Los hinchas de Racing nos volcamos a ese recuerdo de hace cuarenta años porque es nuestro orgullo deportivo, el logro máximo. ¿Qué así es porque la Academia está en crisis crónica? Puede ser. Lo que pedimos es que esa pelota no deje de entrar. Es el deseo proyectivo para que Racing, desde todos los ámbitos, vuelva a ser grande.
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