19 noviembre 2007

LA FIESTA QUE NO FUE DE TODOS , Por Gonzalo Layampa


El espíritu de este blog y de este espacio es el del debate constante, el de la apertura de ideas, el del intercambio de opiniones. Porque es un lugar democrático en donde no se construye una única verdad, sino muchas, aunque alberguen dudas. De eso se trata. De edificar nuestras formas. De ver, de pensar, de sentir. Siempre con sentido crítico y nunca abandonando la pasión, que no es locura, que busca hacer alianzas con la razón.
Por eso es el turno de Gonzalo Layampa aquí. Para que nos introduzca en un tema ineludible. Doloroso pero de obligatoria recurrencia: el mundial ´78 y la dictadura militar. Un ejercicio de memoria, de investigación y de definiciones. La pluma de Gonzalo lo llevará a cabo.


LA FIESTA QUE NO FUE DE TODOS.
Una conquista histórica en medio de una brutal dictadura que manipuló el fútbol a su antojo.


Fue la noche más gloriosa del fútbol argentino. Las tribunas estallaron al grito de las más de setenta mil personas que se encontraban en el estadio cuando Mario Kempes anotó el gol que, prácticamente, le otorgaba el triunfo a la selección nacional. El matador la tocó y emprendió su carrera a la gloria con los brazos extendidos, enloquecido por el regocijo. Luego llegaría el último y definitivo (obra de Bertoni), pero las bases ya estaban sentadas para que la Argentina levantara el trofeo más preciado de todos por primera vez en su historia. Los dirigidos por César Luis Menotti dejaban atrás a la siempre temida Holanda. Y así, el pueblo festejó al ritmo del 'dale campeón, dale campeón'. Una merecida alegría inundó las almas de una sociedad que, por aquellos tiempos, vivía presa de la miseria, el terror y la opresión.
En el Mundial 78 el deporte fue sólo una excusa para las pretensiones del gobierno de turno; la exaltación, en un país muy ligado al fútbol, y el éxito de la selección compartieron la escena con una dictadura desfachatada. 'Duele saber que fuimos un elemento de distracción para el pueblo mientras se cometían semejantes atrocidades', se lamentó Osvaldo Ardiles años más tarde. La cosecha deportiva no podrá ser minimizada, pero está claro que fue utilizada por el Estado para paliar el impacto del proceso militar.
La organización del torneo fue designada durante la presidencia del general Lanusse, y en septiembre de 1973 el gobierno peronista nombró la primera comisión organizadora. Una vez producido el golpe que derrocó al frágil régimen de María Estela Martínez, la Junta Militar se mostró decidida a llevar adelante el certamen, y para eso creó el Ente Autárquico Mundial 78, cuya presidencia estaba a cargo del general Actis, posteriormente sucedido por Antonio Merlo. Las cifras que se manejaron superaron los 700 millones de dólares – lo que aumentó considerablemente la deuda externa –, los cuales se invirtieron en la remodelación de los estadios de Vélez Sársfield, River Plate y Rosario Central, la construcción de tres nuevas canchas, el mejoramiento de aeropuertos, sistemas de comunicaciones e infraestructura hotelera. Además, ATC (anteriormente llamado Canal 7 Argentina) fue remodelado para poder transmitir, por primera vez, el torneo a color.
No era una maniobra muy compleja de idear. Ya había sido puesta en escena por la Alemania Nazi de Adolf Hitler durante los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. La propaganda y el embuste eran las principales cartas del gobierno golpista para afianzar su proyecto hegemónico y asesino. Sin embargo, los aberrantes actos de violaciones a los derechos humanos ya habían trascendido y eran centro de numerosas críticas contra el régimen, especialmente de países europeos. Incluso se propuso un 'boicot a la Copa del Mundo entre campos de concentración'. Pero nada de esto prosperó, y en el mes de marzo la Junta recibió a una comisión de la FIFA encabezada por el alemán Hermann Neuberg (un ex SS en los tiempos del Tercer Reich), la cual llegaba con el objeto de inspeccionar las obras mundialistas: 'El cambio de Gobierno no tiene nada que ver con el Mundial. Somos gente de fútbol y no políticos', afirmó Neuberg. Más elocuente aún fue el mandamás de la FIFA, Joao Havelange: 'La Argentina está ahora más apta que nunca para organizar el mundial'.
Así, el proyecto estratégico de la Junta se veía cumplido cuando Francia e Italia daban el puntapie inicial en Mar del Plata, y con él, el primer símbolo de aprobación masiva a la dictadura. Durante casi un mes, la Argentina fue el centro de las miradas, y los problemas que sacudían al país habían pasado a un segundo plano. El periodismo, un poco por la censura y otro poco por conveniencia, sólo hablaba de goles, tácticas y estrategias. 'Los argentinos somos derechos y humanos', decían. Las revistas de Editorial Atlántida encabezaban las campañas pro gubernamentales, y mientras el periodista Julián Delgado desaparecía, Bernardo Neustadt adulaba a Videla. Jugadores y técnicos parecían desconocer del asunto. 'A distancia está claro que fuimos utilizados como propaganda por parte de los militares. Pero también hay que aclarar que nosotros, los jugadores y el cuerpo técnico que integramos aquella selección, fuimos víctimas de esa manipulación de nuestro trabajo, o de los frutos del mismo. Hoy duele ver eso, pero también puede decirse que quizá servimos como bálsamo para mucha gente oprimida que pudo volver a salir a la calle envuelta en banderas argentinas. Sabíamos que lo nuestro no tenía nada que ver con lo que estaban haciendo los militares, algo que prácticamente desconocíamos. Pero de alguna manera, a los que medianamente teníamos cierta conciencia de quiénes se trataba, nos hacía sentir mal', afirmó Ardiles, uno de los pocos jugadores de aquel equipo que siempre se mostró enfrentado con la dictadura. No así su técnico, César Luís Menotti, quien constantemente es criticado por el rol desempeñado y que llegó a valerle el título de un libro ('El director técnico del proceso').
Dos semanas antes de la gran final, la revista El Gráfico – perteneciente al grupo Atlántida – publicó una supuesta carta que Ruud Krol, capitán de la selección de Holanda, le envió a su hija: 'Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en la Argentina. Pero no es así. Es una mentira infantil… Esta no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la Paz… Papá está bien. Tiene un batallón de soldaditos que lo cuidan y que de sus fusiles disparan flores. Diles a tus amiguitos la verdad, Argentina es tierra de amor...'. Instantáneamente, Krol recibió un centenar de críticas en su contra por parte de los organismos que luchaban contra la dictadura; sin embargo, éste siempre sostuvo no haber tenido relación alguna con el escrito, y que fue una obra 'indigna, artera y cobarde'.
El Mundial ya se disputaba, y mientras tanto un grupo de mujeres conocidas internacionalmente como 'Las Locas de Plaza de Mayo' realizaban su habitual marcha frente a la Casa Rosada, acompañadas, en una ocasión, por Ronnie Hellstrom, arquero de la selección sueca. 'Decidí hacerlo porque era una obligación que tenía con mi conciencia', dice hoy en día Hellstrom. Las Madres tuvieron el apoyo de muchos periodistas europeos que vinieron a cubrir el torneo y, sobre todo, de una agrupación holandesa de solidaridad (SAM), la cual donó un hogar en el que en la actualidad viven las madres sin familia. Además, otro holandés, Johan Cruyff (considerado por muchos como uno de los mejores jugadores de la historia), se unía a la causa y desertaba del Mundial debido a la violación masiva de derechos humanos que se cometía en nuestro país. Un día después de la final, en el Hospital Militar, nacía Guido, quien hoy es uno de los 117 niños desaparecidos durante el gobierno golpista. Su abuela, Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, lo busca desde aquel entonces.Sin duda, los militares vieron en el fútbol un gigantesco instrumento de manipulación para controlar a una sociedad diezmada, sumida en el dolor y el miedo. Vistieron al fútbol con la camiseta de la muerte. Y mientras Passarella alzaba la copa al cielo, a pocos metros de distancia funcionaba el más grande de todos los centros de detención y matanza del país: la Escuela de Mecánica de la Armada, donde los gritos no eran de aliento al reciente campeón, sino del dolor provocado por las inhumanas atrocidades que allí se cometían.

4 comentarios:

Juego Sucio dijo...

Bueno, Julián, ante todo muchas gracias por cederme este espacio que sirve como exposición de ideas y llama al debate.

Y con referencia a la nota, se trata de un punto de vista, de una opinión que, por supuesto, fue escrita con criterio y con un previo trabajo de investigación.
Por eso, quienes no estén de acuerdo con algún aspecto o consideren otra posibilidad sólo dejenlo plasmado en una firma. De eso se trata: de debatir, pero siempre con opiniones fundadas y circunstanciadas.

Un abrazo.

Julián dijo...

Bueno, Ullo, felicitarte y agradecerte las ganas de publicar en el blog.
Quiero decir que desde este blog este tema se viene tratando de hace rato, hay reportajes a ezequiel fernandez moores, al ruso verea, a larrosa como una muestra del interés que nos despierta.
Ahí va mi crítica:
Primero quiero decir que todos los gobiernos, democráticos o no, faccistas, parlamentarios, con monarquías, con lo que sea, todos,absolutamente todos, utilizan el logra deportivo para resaltar su papel en el poder del estado. La relación entre política y deporte no es vieja. Y con esto no defiendo a la dictadura de videla y compañía, que quede claro.
Actis fue asesinado estando al mando del ente porque no quería gastar mucho dinero, eso le costó la vida por parte de la dictadura, más precisamente por Lacoste, un personaje nefasto que nunca fue juzgado, se fue al cielo (o al infierno) con ese manto de impunidad.
Cruyff no vino no por el tema de las violaciones a los derechos humanos (que supongo que sabía como en toda Europa), el tipo estaba peleado con el técnico y con varios jugadores, ya no era figura en la selección, tenía contratos publicitarios, son comentarios de un periodista serio como moores.
Las madres no estuvieron con Helmstron, el arquero sueco, estuvieron con un periodista muy parecido y creyeron que era él pero el mismo arquero se lo aclaró a moores.
Con respecto a menotti es verdad, se hizo un libro que tengo pero que son más acusaciones ideolológicas que otra cosa. Menotti, en mi opinión, quedó pegado al momento pero no fue un adherente a los militares, él firmó solicitadas por los desaparecidos en época de militares pero eso no lo dicen muchos.
El periodismo , en general, fue servil. Sólo basta leer diarios de aquella época y muchos de los que hoy hablan de democracia y libertad de expresión son los que alababan a videla.Hay que distinfuir entre silencio y complicidad, como dice moores.
Un abrazo

Juego Sucio dijo...

Gonza: la verdad que la nota está buenísima, ya te lo había dicho... Mucho más no tengo para comentar, la verdad que me pone contento que se toquen temas como estos, ya que no son muy difundiods por esa mania que tienen (a veces, tenemos) de no querer mirar y analizar el pasado para entender el presente...

Abrazo dde gol!

tño dijo...

hola primo gonza,y amigos te escribe tu primo ricardo.si el mismo de salta je pero con un par de años mas!!
la verdad me sorprendio el trabajo expuesto ya que es un tema muy delicado y bastante olvidado porque es lo siempre se oculto y se tapo con el futbol,una pasion como la k tengo yo la verdad me gusto mucho y segui para adelante sos muy bocho y te deceo lo mejor desde aca ya voy a ir a visitart en febrero y espero k sigas como siempre y exitos en las futuras notas te decea tu primo ricky