Lo que demuestra lo sucedido en Tucumán es que la oposición tiene un claro objetivo, dándose cuenta de que es muy difícil que el Frente para la Victoria pierda la elección a presidente: ensuciar cada triunfo oficialista en el lugar que sea. Por eso la quema de urnas, por eso las denuncias mediáticas de fraude, por eso instalar la sensación de que todo es un caos.
Si no pueden llegar por los votos, intentarán desgastar para que el próximo gobierno, si es del FPV, comience su mandato herido. Para luego seguir embarrando la cancha, como está pasando en Brasil con Dilma Rousseff. Todo con la defensa de las instituciones como bandera, cuando son los primeros en no respetarlas.
Al mismo tiempo se repudia la represión policial en la capital tucumana. Que cada uno se exprese como quiera.
Esto no implica que no haya problemas internos y externos. Habría que ser muy miope para no darse cuenta la guerra de monedas que está habiendo a nivel mundial. Con Estados Unidos alzando al dólar y debilitando a las demás. Con China y Brasil devaluando. Con el petróleo y el precio de los commodities en baja.
Aún así Argentina sigue reduciendo su desocupación y su pobreza, con los índices más bajos de la región y de gran parte del mundo.
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