LA ILÓGICA DEL FÚTBOL, LA LÓGICA DE TITO

Tito agarra la boleta y empieza a dibujar con la mano izquierda (es lo único que tiene de izquierda, es un gorilón irritante pero querible). No digo que no lo piensa. Creo que lo hace. Pero no se toma 2 horas. Tampoco una o media. Ni quince minutos como hacemos los demás. Apenas un ratito que no llega a pasar los 120 segundos. Y chau.

Es el primero en entregarla con el dinero correspondiente (5 manguitos por cabeza, somos siete en el laburo y el que hace más puntos se lleva el prolífico pozo de 35 pesitos en la semana).

Lo concreto es que Tito es el menos interesado en el fútbol. Dice ser de Lanús (porque vive ahí) pero no sabe ni cómo se llama el lateral izquierdo que reventó el arco de Vega la fecha pasada en el Monumental. Escucha cosas al aire por las teles que vemos. Y hasta ahí llega su curiosidad futbolera. Digamos que se entretiene más con los hechos farándulescos del Ogro Fabbiani, la disputa mediática entre el Diego y Román o los balbuceos del gran doctor "expertoenpinchazos" Carlos Salvador Bilardo.

Tampoco juega a la pelota. Dice haberlo hecho de chico y al arco. Su incipiente pequeña montaña abdominal lo confirma. A él le interesa otras cuestiones.

Pero el tipo es el que más ha ganado con las jugadas internas y clandestinas. Lidera la tabla de posiciones de vencedores de esta histórica boleta (nos oponemos a Bwin y a las jugadas por internet; seremos pelotudos románticos pero así lo queremos). Se ha llevado el dinero en cuatro oportunidades de diez ocasiones. Y cada vez que lo hace, los demás nos miramos con ganas de desplazarlo de la próxima contienda. Es que, de las siete personas que participamos, a lo sumo dos no están metidos en esto de la redonda.

Me pregunto si Tito, al ser un neutral, está más libre para pensar. Pero ¿pensar qué? Por ejemplo, cuando jugaron Lanús y Banfield, no tuvo ningún tipo de problemas en meterle la crucecita al Taladro. Su explicación me dejó descolocado: "Lo siento así". Pero, ¿siempre gana por intuición o sentimiento? ¿O sabe y esconde su conocimiento? Hijo de puta!. Yo, que me veo todos los partidos por la televisión pública, no gané ni una sola vez. Tito aborrece al canal estatal pero gana y gana.

Más de uno, medio en chiste y medio en broma, afirma que si sigue ganando, se retira de la noble competencia. Dos que siguen este deporte ya lo hicieron: el Pepe de San Lorenzo y el Chicho de River. El primero no aguantó y se le soltó la cadena: "Este gordo que no sabe si la pelota es redonda o cuadrada, no puede ganar el prode. Dejame de joder! No juego más!" No hubo forma de convencerlo. Vistos los resultados siguientes, menos mal que dejó. El otro fue pura resignación y se retiró sin chistar (por fuera...)

A qué viene todo esto que cuento? A que hay una idea madre. O una misma idea que se manifiesta de muchas formas. En este caso, fuera del campo de juego. Que el fútbol es impredecible, imprevisible (perdón por el chivo blogeriano), azaroso, fortuito, sorpresivo, indescifrable, ilógico.

Pero ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos con eso? ¿O tratamos de analizarlo, estudiarlo y modificarlo? ¿Será eso lo que hace Tito y lo esconde como un zorro viejo? No sé.

Es un tema. Me parece que se puede trabajar en el fútbol. Se puede planificar, practicar jugadas y ver videos. Y hasta es necesario. Pero él que decide es el jugador. Sino, cada técnico le diría a su dirigido por partido: "Che, hoy haceme un gol de chilena y ganemos 4 a 0".

No cierro el tema. Es que Tito me hace dudar y sospechar sobre el fútbol.