11 octubre 2007

EL PARTIDO PERDIDO




Seis horas exactas demandó la espera. El objetivo: conseguir dos entradas para el partido que Argentina y Chile disputarán el próximo sábado en el estadio de River Plate, por la primera fecha de las eliminatorias sudamericanas.

La cola comenzó a tomar forma antes de las 11hs, horario establecido para el arranque de las ventas. Pero no era una cola normal. A pesar de no ser rectilínea en una parte del trayecto, la final, lo más impactante fue que su recorrido se asemejaba a una pitón de dimensiones inimaginables. Obviamente, seis horas de espera no son fruto de la casualidad, sí de la causalidad. La más simple y vulgar tiene relación con la idea sobre lo que genera estos jugadores de la selección argentina. La riqueza técnica de Riquelme, Messi , Tévez, y la de otros jugadores, conforman un cóctel seductor para el hincha argentino. Y no es recomendable ignorar la presentación de Marcelo Bielsa en el banco chileno, luego de haber ocupado durante seis años el que Alfio Basile habita hoy. Esto genera expectativa, indudablemente. Por esa razón se explica la enorme paciencia de los seguidores.
Pero también no es menos importante preguntarse por el lugar que ocupa el hincha en la consideración organizativa del partido, que le compete a la AFA, especialmente. Sólo dos ventanillas de venta de entradas para miles de hinchas que esperaron pacientemente. Conclusión: 2.000 personas se quedaron sin entradas, despúes de 360 minutos de ilusión. Hubiese sido menos doloroso enterarse de la extinción de los boletos mucho antes de lo que se enteraron esos cuerpos cargados de ansiedad si las boleterías, por ejemplo, hubiesen sido más de dos.
Lo cierto es que, una vez más, gran parte de la gente, del público, de aquellos que siempre demuestran su sacrificio como única muestra de fidelidad a su deseo, entendible o no, justificado o no, han perdido nuevamente su partido. Un partido en el que no pocas veces, tiene un mismo ganador.

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