Aquella que haya tenido la capacidad intelectual de razonar que en la instancia definitiva del campeonato argentino, a cinco fechas del final, Lanús y Tigre, dos conjuntos "modestos" de estas tierras, conformaran el venidero partido más trascendental de este Apertura y, ¿porqué no? de sus vidas deportivas.
Los dos equipos están preparándose para la estocada final, atienden el llamado del posible título y desde el trabajo humilde y silencioso, buscan edificar un estruendo que se multiplique en ecos futboleros. Se enfrentan en la cancha del Granate el próximo domingo a las 19.30 horas. Será el encuentro que cierre la fecha 15, pero esto casi forma parte de una apostilla.
Los dos clubes serán alentados no solamente por sus propios hinchas, sino también por aquellos que anhelan que un equipo chico (por historia en títulos, fundamentalmente y no por otros motivos en los cuales son ejemplos, más que nada Lanús) alcance la gloria deportiva.
Pero la pregunta central se filtra inevitablemente en el mar de dudas cotidianas:
¿Están en posiciones cercanas al título por méritos propios o son productos emergentes de la crisis crónica que aqueja al fútbol argentino?


Tratemos de dilucidarlo.
Lanús aplica su receta de "CUIDADO DE LA MATERIA PRIMA" que es lo mismo que decir divisiones inferiores y con la consiguiente formación del producto, el jugador queda listo para desempeñarse en primera, sin urgencias, con la confianza necesaria para jugar. Un ejemplo claro es el pibe Acosta; pese al pequeño físico que tiene, está en el equipo titular por la manera de desplegar su fútbol. Pelletieri (que juega como un veterano a pesar de ser un joven valor), Biglieri, Aguirre, Archubi, Leto (en su momento) y la gran aparición de Valeri (un volante con células riquelmeanas en su cabeza) son los botones de muestra de un traje hecho a medida por el sastre Ramón Cabrero. Éste último es un técnico que no tiene verso, sencillo, sin declaraciones grandilocuentes y claro para exponer sus pensamientos futbolísticos y de los otros. Hace poco, cuando su equipo perdió con River en el Monumental por 3 a 1 y el correntino Sand respondió con gestos reprobatorios al estadio luego de haber sido abucheado por la hinchada local, a Cabrero lo consultaron sobre la respuesta del goleador. El técnico, sin problemas, dio su versión traducidas más o menos en estas palabras : "Acá en Argentina nos acostumbramos a insultar deliberadamente a un jugador y encima hay que esperar que no responda, y si lo hace, se lo critica automáticamente. Se ha naturalizado esta cuestión. No creo que sea muy lindo que miles de hinchas te puteen. Parece que hoy se acepta todo". El conductor respaldaba públicamente a uno de los jugadores más importantes de su equipo, a tal punto de ser parte del pelotón "artilleros del campeonato".
Tigre mantuvo el plantel que viene desenvolviéndose desde la B Nacional. Algunas pocas incorporaciones como Ereros ( aunque no sea titular) y Rusculleda, por ejemplo. Pero básica y primordialmente, se eligió LA CONTINUIDAD. Y en ella también se introduce la figura de Diego Cagna, alguien que ha inculcado en varias oportunidades la importancia de la unidad grupal para el logro de los objetivos. Y en ello, el joven entrenador mamó las formas de Carlos Bianchi en los grandes éxitos del Boca de fines de los '90 y primeros años del nuevo milenio.
Tigre busca ser protagonista en todos los partidos, no deja de pensar en el arco de enfrente ni de marcar en bloque, algo casi ideal para cualquier deporte de conjunto. Aún jugando mal, crea situaciones de gol (como en el empate duro ante Vélez) y tiene en el paraguayo Ayala, la usina punzante en la faz ofensiva. Lázzaro, Galmarini y Rusculleda, acompañan la iniciativa que está lejos de ser aislada. Tigre no juega lindo, juega bien y es conciente de lo que quiere. Algo que es un enorme mérito, especialmente en un equipo que viene de una categoría inferior. Tiene conocimiento de que no es el Ayax de Van Gaal, pero esa honestidad brutal se refuerza con confianza de hierro y espíritu de lucha. Igualmente tuvo partidos de gran fútbol como la goleada ante River por 4 a 1 o la emotiva victoria de 3 a 2 contra Racing.
Conclusión
El contexto general del fútbol no es alentador. Sólo lo mantiene individualidades que se destacan esporádicamente. Es un fútbol "rachero", que no estimula procesos ni equipos de memoria. Y en esto mucho tiene que ver el sistema del campeonato y la situación acuciante en la faz económica de la gran mayoría de los clubes.
Por eso no es casualidad que dos equipos que "intentan jugar bien" (y muchas veces lo logran) y que mantienen a sus jugadores para no alterar en demasía la estructura, estén soñando y coqueteando con la gloria. Y que tienen ganas de conquistarla. Ella decidirá. Tal vez se quede con uno de los dos....y será bien merecido.