ADIÓS, PANCHO

"Dábamos un par de vueltas a la cancha auxiliar o al campo que había por ahí, y salíamos a jugar".
"Fueron pocos los que fuimos al frente en ese partido contra Uruguay. Peucelle, Stábile y yo. Los demás tenían mucho miedo".
"Luisito Monti arrugó. Lo habían amenazado. No sé si salíamos vivos de ahí si les ganábamos a los uruguayos".
"Yo era muy pibe. Tenía 19 años. Y jugué esa final teniendo la rodilla lastimada. En el segundo tiempo no me pude mover. Estuve parado todo ese tiempo".
El que hablaba era Francisco "Pancho" Varallo, el último sobreviviente de la final del 1º mundial disputado en 1930. Hoy nos dejó y se llevó su historia y sus goles quién sabe adónde.
Goleador histórico de Boca con 180 tantos (superado por Martín Palermo hace muy poquito) y campeón amateur con Gimnasia de La Plata en 1929, equipo del cual era hincha, Varallo fue el "cañoncito", el modelo de goleador fuerte, aguerrido y potente, propio de finales de los años ´20 y principios del ´30. Panchito en Boca, el "gran Bernabé" Ferreyra en River... Hombres de portentosos remates.
Allá por el 2005, cuando Gimnasia y Boca se disputaban el campeonato, Don Francisco no sabía para dónde disparar en cuanto a sus preferencias. Terminó inclinándose por el club de sus amores de La Plata, su ciudad de nacimiento y donde vivía hasta hoy a la madrugada.
Un centenario de vida para Pancho (nació en 1910) y un pedazo importante del fútbol argentino, criollo y rioplatense. Amigo y compinche de otro grande como Roberto Cherro, otro de los atributos del Cañoncito fue haber jugado en el amateurismo y en los albores del profesionalismo, tanto en los clubes mencionados como en la Selección.
Adiós Pancho. Gracias por los goles, que no vimos, y por transformarte en un pedazo de nuestra historia. Si los goles son amores, como me decía un abuelo, hoy el fútbol está solo, triste y abandonado por una mina que siempre quisimos.