LA FIGURA Y EL EQUIPO

Ya que sobre gustos no hay nada escrito, voy a teclear sobre el mío. Y antes de cerrar definitavamente la persiana del mundial de Sudáfrica.
Algunos, no sin razón, aseguran que este torneo deja una máxima de primera: que ya no alcanza con esperar a figuras individuales, tipos que sean capaz de desequilibrar la balanza de un partido y terminar favoreciendo los intereses de su conjunto. Este mundial, dicen, certificó la idea de que el funcionamiento colectivo está por delante de los cracks. Sino, fijarse en los 4 equipos que llegaron a semifinales. No parece destacarse una figura. No parece...
¿Será así ésto? ¿Es verdad que no hubo figuras? ¿Y Forlán con sus 5 goles alimentando la ilusión rioplatense en semifinales? ¿E Iniesta apareciendo nada más y nada menos que en la final de un mundial y para una Selección que hasta ese momento no había conocido lo que era tocar la copa? ¿Y Ozil, ese desgarbado zurdo que la pisaba por la banda izquierda alemana? ¿Y Xabi manejando los hilos de la gestación española, junto a su tocayo Alonso, del equipo campeón del mundo? ¿Y Messi que creó numerosas chances de gol pero que no pudo concretar y fue de mayor a menor como su Selección? ¿Y Robben, siendo tan importante por su velocidad en el ataque holandés a partir de la fase final después de superar una lesión que lo tuvo al borde de tener que mirar la Jabulani desde la platea?
Será difícil repetir lo que hizo Puskas en el ´54, Pelé en el ´58 y en el ´70, Garrincha en el ´62, Cruyff en el ´74, Kempes en el ´78, Maradona en el ´86 o Zidane en el ´98. O Ronaldo en el 2002. ¿No será que hay que esperar a los cracks pero sin la esperanza de ver la dimensión que demostraron los monstruos nombrados? Puede ser. Y todo es muy discutible.
Pero desde mi humilde opinión, quiero dejar en claro por qué para quien escribe el jugador de la foto fue el mejor del mundial. A lo mejor, no en el nivel de los mencionados... pero tengo mis dudas.
Porque Bastian Schweinsteiger fue lo que para muchos debe ser un volante central, el equilibrio. pOrque no parece ser tán fácil destacarse en esa posición. Porque relevó con solvencia, estuvo bien ubicado siempre, tocó correctamente la pelota, supo comandar contragolpes con el manual debajo del brazo (recordar los goles de contra que Alemania le hizo a Inglaterra y a la Argentina con él como eje creativo), porque pareció un pulpo capaz de intuir dónde iba a ir la pelota para recuperar, porque se potenció en una posición que parecía no ser la natural de él (recordemos que en el mundial de Alemania actuó como un interesante volante por izquierda pero muy acotado a su sector) y es por ésto último que tomó responsabilidades mayores y las cumplió con brillantez. Porque supo transformarse en líder del equipo, más allá de que la capitanía no le correspondió. No hace falta ser capitán para ser líder. Existen los líderes desde el juego mismo.
Porque ese liderazgo lo afrontó y lo construyó luego de que Ballack quedara afuera por lesión, o sea, con poquito tiempo de preparación... y el tipo ya estaba preparado.
A lo mejor no fue la figura del mundial. Pero de lo que estoy seguro, es que se trata del jugador que más me impresionó. Y en un equipo donde también robó mi sorpresa. A lo mejor ahí está la respuesta. Una figura funciona mejor, cuando hay un equipo detrás.