
" Si el equipo contrario plantea un determinado sistema, yo debo cambiar las fichas ".
Algo así o con más o menos estas palabras Ricardo La Volpe mostraba su carta de presentación técnica y táctica. Movía botellitas y dibujaba un partido como si fuera un encuentro de damas o ajedrez.
Es que muy posiblemente, esta sea su idea sobre cómo ve el fútbol este argentino que vivió más de 25 años en México. Como si este juego cargado de situaciones azarozas e imprevistas, funcionara como una cuestión solamente posicional.
Es real, los jugadores de hoy, en su gran mayoría, parecen más preocupados en cumplir con el libreto digitado por el técnico que en dar rienda suelta a la inventiva natural, y más cuando el juego pide ( como ocurre en la mayoría del tiempo) creación y audacia para ser mejor que el rival.
El hombre del imponente bigote no gusta de jugar con enganche: " Algo debe pasar que nadie en Europa juega con enganche. Hay que entender que un equipo no pasa por un jugador, como le pasó a Riquelme. Por eso se llama equipo, la palabra te lo dice" . Ese fue uno de sus explicitados y patentados pensamientos en un reportaje que concedió al diario Clarín el último 23 de septiembre. Es la vieja idea moderna de que " lo mejor está en el viejo Continente".
Es verdad que en Europa se encuentran de las más importantes estrellas del fútbol mundial, por una cuestión económica, fundamentalmente. Pero inevitablemente eclosionan otros interrogantes: "¿ Adónde vienen a comprar jugadores los clubes más poderosos de ese continente? " A Sudámerica, especialmente Brasil y Argentina, donde se encuentran los valores que portan mayor técnica que otros del mismo u otro lugar.
"¿ Cómo se juega al fútbol en Europa?" Es muy amplio de responder, pero lo que sí sabemos es que los mejores conjuntos son los que tienen en sus formaciones a grandes jugadores, tal es el caso del Barcelona, último campeón del fútbol español y de la siempre anhelada Copa de Campeones: Ronaldinho, Deco, Etoó, Messi, Giuly o el Milan de Kaka, Pirlo Seedorf o la Juventus (corrupción mediante) con Del Piero, Trezeguet, Camoranesi o el vencedor vía decreto del Calcio, Inter, con Verón, Figo, Martens, Cambiasso, Solari, etc. Hay algunos más, seguro, pero el nivel del fútbol en Europa, no es para deleitarse cada fin de semana. En gran parte, justamente, porque se juega sin enganche. Que no tiene que ser cualquier jugador sino aquel que con la condición natural ( no sin sus adquerimientos de aprendizaje) de crear y llevar peligro al arco rival, sabe darle un toque de distinción a su equipo.
Por supuesto que el fútbol es un juego de equipo, ¿quién lo duda? Pero hay funciones y aquella que conlleva la más esencial de este juego ( nos referimos a la inventiva del número diez o enlace) es la menos utilizada.
Entonces tiene razón La Volpe cuando dice que se juega sin enganche, en el diagnóstico y visión de la situación.
No tiene razón La Volpe cuando lo justifica y propone la copia de ese modelo.
Riquelme es el estratega que conduce a un equipo que llegó a semifinales de Copa de Campeones en la primera parte de este 2006. Fue uno de los goleadores de su equipo en la pasad temporada e hizo convertir goles a muchos de sus compañeros. Nada menos.
EL REVOLUCIONARIO TÁCTICO
" Uno viene con otras ideas y al jugador no le va a venir mal ampliarse"
Es bueno que el jugador se abra en el espectro de su juego, pero lo que no sería fructífero es que esa asimilación vaya en contra de su naturaleza futbolística. Alguna vez Bilardo probó a Abel Balbo, aquel delantero argentino que estuvo en tres mundiales, como marcador de punta en una práctica de la selección. ¿ Eso es ampliarse o perjudicar la condición formada de un jugador en una determinada función y acorde a sus características?
Hay jugadores que pueden hacerlo, pero son muy pocos los que no exhiben diferencias en las cuatros líneas de un equipo: arquero, defensa, mediocampo y delantera. En general son aquellos que no sobresalen en ninguna de esas posiciones, pero mantienen una regularidad y no descartamos su utilidad, sería de necios.
" A mi jugador quiero decirle: si el rival hace esto y esto, vos hacé esto y esto. No espero que resuelva esas cositas por su imaginación. Yo trabajo antes cosas que no surgen del propio jugador " En referencia a aspectos de ordenamiento y agrupación para recuperar la pelota, no está para nada mal que un técnico dé indicaciones, para corregir, no para enseñar. Un equipo debe tener un cierto rodaje de coordinación para defender, pero no se puede ordenar cómo hacerlo y más en ataque. ¿ O La Volpe le ordenó a Gago en el entretiempo del partido que Boca perdía ante Vélez 2-0 y que luego logró dar vuelta en un espectacular 3-2, "andá y clavá un derechazo al ángulo del arquero" para descontar?
Decirle a un jugador lo que tiene que hacer es recortarle su libertad y es pensar que el partido se juega desde el banco de suplentes. Seguramente Gago no escuchó ese consejo porque no existió, porque hubiese sido absurdo y porque él fue el ártifice principal de un enorme golazo, el primero de su carrera.
Luego de esa epopeya boquense ante el Fortín, La Volpe dejó en claro que sus ideas están definidas, aunque exalten su figura: " Se lo dije a los jugadores en el entretiempo. Ellos ya habían demostrado que eran ganadores. Ahora tenía que dejarlo en claro yo. Era una prueba de fuego para mí, tenía que ganar en la bombonera" Clarito, ¿no? Las palabras de un técnico "post-moderno", donde se puede adjudicar una victoria para él mismo, a pesar de que los actores principales hayan hecho añicos un partido que parecía perdido, con sus propias armas y como les gusta jugar a ellos, con los ojos puestos en los cuadraditos de enfrente.
JULIÁN EZEQUIEL LICHENE