
Hay una etapa en la vida de los futboleros en los que se sella el amor eterno. Y a los hinchas de Racing que vivimos los años 80, la figura de Basile entrenador quedó irremediablemente instalada en nuestros corazones. Simplemente porque su equipo jugaba a ganar y por su historia en el club. Porque tenía a tipos como Rubén Paz, Colombati, Walter Fernández, Toti Iglesias, Medina Bello, Fabbri, Acuña, Costas, Fillol, etc.
La Supercopa del ´88 fue el título que tanto festejamos. Pero durante los torneos locales se había asumido el protagonismo. De hecho se jugaban campeonatos largos y en uno de ellos Racing había logrado ganar la primera rueda holgadamente (lo que hoy sería un Apertura o Clausura). Llegó ese partido del "petardito" (según palabras de hoy de Le `Coco) y nos sacaron 5 puntitos.
Hoy volvió el Coco. El que amamos los hinchas de Racing. Porque él hizo grande a Racing, como jugador (campeón argentino, americano y mundial) y como entrenador, donde en el ´85 lo llamaron para dirigir el final del torneo y la liguilla que nos llevó a Primera, prácticamente gratis.
He reído y llorado viendo al Coco hoy como nuevo entrenador académico. Lo más emocionante fueron sus primeras palabras, donde recordó su llegada a Racing desde su Bahía Blanca, con sus temerosos 15 años y él contó cómo el club lo cuidó y lo crió.
Después vendrá lo futbolístico. Por lo pronto, adiós al nefasto doble 5 (Simeone utilizó uno triple en el último partido con Vélez). Conducción a Gio, acompañamiento de Toranzo y Castro, laterales que suban, dos delanteros adelante del 10. "El inodoro en el baño", diría el Flaco Menotti.
Coco querido, te deseo lo mejor como hincha de Racing y como hincha del fútbol argentino. Un fútbol en constante decadencia, donde hacer un gol es casi como caminar descalzo entre los vidrios. Realmente, uno de mis deseos deportivos para este 2012 es que Racing sea campeón jugando bien al fútbol y de la mano de este hombre. Prometo que si eso ocurre, yo mismo me voy a encargar de que haya otra estatua en el club. Pero ésta será más justificada que la otra.
Aunque al margen de esto último, recurro a un mensaje primordial y urgente: gracias por volver, Coco.