Grace: tu belleza es proporcional a tu huequedad, tanto la de arriba como la de abajo. Ésta última bien dignificante de ese calificativo, ya que por tus propias palabras (y versión añeja conocida por muchos) por ahí abajo pasó Don Emilio, un genocida más que tuvo nuestro país y que murió en silencio.
Sos tan hueca, Grace, que con tal de defenderte sos capaz de justificarte diciendo que no estuviste en la habitación donde el ex Almirante agonizaba antes de morir. No lo dijiste, pero sos capaz. Aunque ya te hayas deschavado sola.
Y no me extraña que joyas e inmuebles a tu nombre sean de desaparecidos, como está circulando en la actualidad. Difícil comprobación pero que verdadero suena... Ojalá la Justicia tome cartas en el asunto.
Grace, no sabés cómo admiré tu físico, en todo sentido (y en toda época, especialmente la relacionada con la pubertad), pero hace rato que todo eso que me gustaba, se vino a pique.
Más allá de la banalización que se haga de los derechos humanos y que éstos temas se toquen en programas frívolos y chimenteros, es bueno recordar que sería casi imposible que se lo hiciera en época de menemismo.
Etapa en la que Grace y Don Emilio, se sentían más cómodos y menos expuestos.